4 Y mi palabra y mi predicación no tuvieron nada de los persuasivos
discursos de la sabiduría, sino que fueron una demostración del Espíritu y
del poder
5 para que vuestra fe se fundase, no en sabiduría de hombres, sino en
el poder de Dios.
6 Sin embargo, hablamos de sabiduría entre los perfectos, pero no de
sabiduría de este mundo ni de los príncipes de este mundo, abocados a la
ruina;
7 sino que hablamos de una sabiduría de Dios, misteriosa, escondida,
destinada por Dios desde antes de los siglos para gloria nuestra,
8 desconocida de todos los príncipes de este mundo - pues de haberla
conocido no hubieran crucificado al Señor de la Gloria -.